SIN OFICIO NI BENEFICIO

sábado, 19 de diciembre de 2009
Estudiantes de Periodismo: lo tenéis jodido, bueno mejor dicho: lo tenemos jodido.
¿Qué nos espera tras la carrera?, ¿qué va a ser de nosotros?, ¿dónde vamos a acabar?, y la mejor pregunta de todas: ¿tendremos trabajo?

Todas las respuestas a estas preguntas yo sé quién las tiene: nadie. No, chicos y chicas, hombres y mujeres, muchachos y muchachas, no os dejéis engañar. No vais a tener futuro ni vais a conseguir trabajo en algo relacionado con vuestra profesión. O por lo menos, eso es lo que nos cuentan en la bendita y maravillosa institución universitaria.

Nos quitan las ilusiones y echan por tierra nuestro trabajo con el fin de que, supuestamente, reaccionemos y emprendamos nuevos horizontes. No se dan cuenta que nos producen desánimo y ganas de abandono, en vez de reacción y nuevos horizontes.

Pensar que has estado cinco años -cuatro, tres o dos- de tu vida estudiando para nada es muy triste y muy indignante. Hacer trabajos, perderte momentos por tener que estudiar, estudiar en sí mismo, asistir a clases que odias y no te sirven para nada, ver que pierdes el tiempo, pasarte horas y horas incomunicado de la vida exterior en una biblioteca o en tu casa; y en definitiva, ser un buen (o por lo menos decente) estudiante y ver que lo tienes difícil no, casi imposible, te desespera.

Estás perdido, no sabes por dónde empezar, cómo comenzar un camino profesional; y mucho menos en este momento de crisis. Nadie te da pistas. Tus maestros- por llamar a unos cuantos de algún modo- te ponen el futuro azul oscuro casi negro. Es cierto que quieren que sepas cómo es la realidad, pero después de deprimirte, hundirte e insinuar, de una forma muy sutil, que tu esfuerzo no vale para nada, al menos que te inciten a reaccionar. Crear un poso dentro de nosotros de actividad, ganas de trabajar e ilusión por seguir adelante.

Señores no desesperen. Yo a veces lo hago, incluso me planteo soluciones muy radicales. Pero no. No hay que dejar que venza la desesperación. Seamos revolucionarios y no hagamos caso al sistema. Luchemos por lo que en verdad queremos.

De aquí no me pienso mover: “Éste es mi sitio, ésta es mi gente…Insistimos: ¡Viva la revolución!”