"Si nos niegan el futuro, habrá que darles duro"

viernes, 20 de mayo de 2011
"Siempre hemos oído decir a nuestros padres que el esfuerzo y el estudio nos asegurarían un porvenir. Pero el caso es que todo indica que ya no basta con esperar que un título o una carrera nos solucionen el futuro así de un plumazo. Y sino, que se lo digan a todos los jóvenes que se encuentran en paro, o pasando de un trabajo precario a otro, o que tienen que irse fuera, o a ese tercio de la juventud a la que este sistema llama hipócritamente "sobrecualificados" para esconder su incapacidad de garantizarles un trabajo digno que se corresponda con su categoría profesional.


A este sistema -a sus instituciones y partidos- no les interesa que la juventud piense demasiado en todo esto, quiere hacernos creer libres por permitirnos elegir comprar un tipo u otro de ropa y "vivir la vida" por un rato sin pensar en el ayer ni en el mañana. Nos prefieren ingenuos, ignorantes, sumidos en la despreocupación, ocupados consumiento, obsesionados o acomplejados con las modas superficiales del momento para así hacer pasar inadvertidas las injusticias que hoy se dan -de forma más o menos encubierta- ¿Cuándo? Ahora, están pasando ahora.


9 millones de personas en la pobreza, casi 5 millones de personas desempleadas, cientos de familias cuya vivienda se la ha quedado (robado) el banco. No son sólo estadísticas, esas personas viven en nuestros barrios, son nuestras familias y amigos. Los planes europeos encarecen los costes de la educación superior y empeoran su calidad, mientras destruyen derechos laborales.


¿4 de cada 10 jóvenes están sin empleo? Bueno... ya cambiará la cosa... ¿qué al empezar a trabajar las primeras palabras que conocemos son los de contrato temporal y bajos salarios? Pues... qué remedio... ¿Qué la edad de emancipación sube hasta los 30 años? Pues a rezar para que no me toque a mí.


Éstas son realidades que están ahí, que este sistema nos ha colocado y que nos afectan a la juventud. ¿Vamos a seguir mirando para otro lado?


¿No puedes ir? ¿No quieres ir? Da igual. Simplemente propaga esto para que lo lean, que piensen y que decidan. Pero que se enteren. Con sólo eso, con que suma solo una persona más gracias a tu invitación, habrás aportado tu grano de arena. ¡¡TODOS A LA CALLE!!"


Más información en: ElReferente.es, en losupeencuantotevi.blogspot.com y en Twitter (@acampadasol).

Desde München con cerveza

domingo, 15 de mayo de 2011
¿Quién no ha tenido un viaje inolvidable? Mejor dicho: ¿Qué viaje no es inolvidable? Descubrir la idiosincrasia de cada país, pueblo o lugar es un placer para los sentidos. La vista vive de paisajes increíbles. El oído se apasiona con melodías sorprendentes. El gusto se alimenta de nuevos sabores. El olfato se nutre de aromas. Y el tacto, ¿qué decir de él? El tacto recorre diferentes texturas nunca antes exploradas.
Y un viaje a München, el reino de la cerveza, no podía ser menos.

Los alemanes son personas correctas, ordenadas, puntuales (por eso cada torre está coronada con un reloj), confiados, racionales y ahorradores. Y como buenos alemanes, todo lo hacen bien y a lo grande. Si vais a pasaros por München, tened en cuenta que vuestros brazos han de tener bastante fuerza para poder abrir sus puertas. Son enormes y pesadas. Las de todos los lugares, tanto cafeterías y universidades como las de las casas y portales. 
Podría comentar todo lo que ha llamado mi atención (que los perros son animales gratos en todos los lugares -excepto en las farmacias-, que las bicicletas son vitales para su vida diaria, que todos los hombres te sujetan la puerta para que pases, que las calles no están muy iluminadas, que no suelen gritar en lugares públicos -sin contar el momento en el que el porcentaje de cerveza en sus venas ha sobrepasado con creces el límite normal-, o que los establecimientos no tiene cierres metálicos para evitar robos...) pero no lo voy a hacer porque necesitaría un espacio excesivo, y posiblemente sería un aburrimiento.


Dejando a un lado la gastronomía y la cultura en general, lo más maravilloso de cada viaje son las personas a las que conoces. Las nuevas caras que desde ese momento ya forman parte de tu vida. Sin duda, lo más típico y aquello que caracteriza al Erasmus es conocer a mucha gente. Y cuanta más, mejor. Aunque todos sabemos que lo que importa es la calidad y no la cantidad. Y definitivamente, en este caso importó la calidad. Pocos, pero buenos. Personas que tienen algo que decir y saben cómo decirlo, en bastantes lenguas -todo hay que decirlo-. Mezcla de idiomas y de culturas. Mezcla de caracteres y de opiniones. Es maravilloso. Sobre todo momentos que surgen sin planearlos como cantar a dúo viendo vídeos en youtube como si fuera un karaoke, ataques de risa mientras te lavas los dientes, cotillear durante más de tres horas a través de las redes sociales, o que un siciliano te diga que eres una artista de la palabra. Ninguna de esas situaciones tiene precio. Son fantásticas e irrepetibles. Todas acompañadas siempre de cerveza, cerveza y más cerveza. El deporte nacional muniqués. Allá donde vayas nunca estarás sediento. Siempre habrá cerveza.

Todo viaje que se precie ha de estar lleno de sonrisas. En cada sitio que se visita surgen nuevas carcajadas que alegran las mañanas, las tardes y las noches. Paseos acompasados con canciones y chistes malos, y guías turísticas con personas increíbles que te hacen sentir como en casa. Cada una de ellas de su padre y de su madre, pero todos con la intención de socializarse, de aprender, de descubrir y de divertirse. A ellos son a los que extrañas cuando el viaje toca su fin. Ellos se quedan allí haciendo sus vidas y tú vuelves para retomar la tuya. Pero, quién sabe, quizá en el futuro se vuelvan a cruzar en tu camino, ¿no?

Un viaje inolvidable y para el que sólo tengo una palabra: Danke, Grazie, Merci, Gracias, Thanks, Grácies, Eskerrik asko... Vale, es más de una, pero al fin y al cabo, sigue siendo la misma.
Por Alemania, por München, por la buena compañía, por los grandes viajes para el recuerdo, y cómo no, por la cerveza: Ein Prosit.

Que se vaya el mundo a la mierda

lunes, 7 de marzo de 2011
Hay días en los que parece que el destino te tiene reservado un regalo envenenado. Hay días -normalmente los lunes- en los que ves, conoces, descubres, escuchas, y sientes fotografías, situaciones, sentimientos, acciones, conversaciones, y emociones que te amargan la existencia.

Sentir que otro vive la vida que tú quieres y tendrías que vivir es como sentir el golpe de una bofetada en la cara. Igual que hay llantos que alegran, hay sonrisas que matan. Y si una, tan solo una te mata, y la tuya no mata ya no hay más.

Cuando el destino se compincha en tu contra lo mejor es hacerlo. Date el gusto por una vez de mandar al mundo a la mierda. Suena fatal, pero es la mejor opción, aunque sea sólo por unos segundos.

Estamos en el aire

viernes, 18 de febrero de 2011

Porque volar no es solo mantenerse en el aire. Porque es mucho más. 
Y porque ahora significa aún más.
Sensación de ingravidez. Tan solo el aire y tú. Es todo y nada.
¿Lo mejor de volar? Lo que sea queda abajo.





Paula, Luis, Mar, Carla, María y Christian. Mis compañeros. Auténticos profesionales. Risas, muchísimas risas, alegrías, momentos inolvidables (¡Ah! Vale, momento mejicano), ansiedad, estrés. Días encerrados para conseguir el mejor resultado. Y sobre todo, complicidad y mucho, pero que mucho trabajo.

Gracias.

Sólo te imaginaba

sábado, 12 de febrero de 2011
En mis sueños, y en los tuyos. En los nuestros. Todos, en algún momento, lo imaginamos. No es mentira. Aburrimiento, tristeza, desesperación. Ya decía Calderón que "la vida es sueño, y los sueños, sueños son."Somos un Segismundo cualquiera, en cualquier ocasión. 


Nunca te vi. Nunca te oí. Pero siempre te imaginé.

Conversaciones Madrid-Múnich

viernes, 28 de enero de 2011
Son pocas las veces que coincidimos. Digamos que mi horario universitario es complicado para organizarse con cualquier persona que no sea de mi clase. Así que es lo que hay. Intentar aprovechar los pequeños ratos y los pequeños instantes en los que resumes tu vida de los últimos tres días. Es duro que una persona querida se vaya lejos. No descubro América diciendo esto. Pero es cierto que, como todo, vivirlo es diferente a contarlo. Y aunque no es lo mismo, yo soy así y lo cuento. ¿Os parece?

Tuenti, Facebook o en su defecto Skype. Este último menos porque se me olvida que tengo. La falta de costumbre. Cualquier hora es buena para hablar. Mucho más si a ambas personas nos gusta darle al palique. El tema normalmente no importa, la conversación casi siempre empieza por "Hola" y su sucesivo apelativo cariñoso (no, no los pienso revelar), sigue por un "¿Cómo estás?, y acaba con un "Te echo de menos. Cuídate. Disfruta. Te quiero". Cuando quieres a alguien a veces no haces más que recordárselo a pesar de terminar siendo un pedante. Pero bueno, al estar lejos hay más excusa, además nunca está de más.

Como decía, el tema no tiene importancia. Hay días en los que sólo se habla de temas intrascendentes, y sin ninguna importancia. En estos casos se suelen decir tonterías, aunque ellas siempre están presentes en cualquier conversación. También se pueden incluir temas como series y/o programas de televisión y sus correspondientes "freakadas". En cambio, existen los días reflexivos en los que cualquier tema más allá de cosas superficiales vale.  Siempre hay momentos en los que estás más triste y apagado, en ese momento no hay nada mejor que un amigo/a que acuda al rescate. A pesar de la distancia, los amigos siempre están. Pero siempre, en todas ellas, sean de los días "freaks" o de los días sentimentales, hay sonrisas. Es lo que más me gusta. Una sonrisa a tiempo es la mejor cura para todo. Y mucho más si es de ella. Ella y su sonrisa son únicas. Y no se me puede olvidar que no sólo es su sonrisa, sino también su risa. Es genial estar riéndote y saber que a unos pocos kilómetros, unos pocos bastantes, ella también se ríe. Compartir secretos a la larga distancia también tiene su punto. Es divertido intentar localizar a las personas de las que hablamos. A veces, no es tan fácil como parece porque o no nos centramos o es que son nuevas adquisiciones a nuestra vida social que alguna no conocemos. Por eso, una de las soluciones es decir: métete en mi facebook, toma mi contraseña. Y menos mal porque si no la conversación hubiera acabado siendo de besugos.

Cuando la conversación acaba, vuelves a la realidad. Ella está allí y tú estás aquí. Estáis lejos. Pero no pasa nada porque seguramente al día siguiente o tres días más tarde habrá una nueva conversación con nuevos temas, nuevas historias y nuevas sonrisas. Y aquellos que dicen que la distancia es el olvido es porque no tienen un ser querido lejos para decirle: "Te echo de menos. Cuídate. Difruta. Te quiero."


* Sé que siempre pongo Carnaval o personas del Carnaval. ¿Qué le voy a hacer? Me gusta.

Entrañable

jueves, 27 de enero de 2011
Ayer, al salir de la universidad me quedé esperando en la calle porque me venían a recoger. No venían, y hacía mucho frío. Me quedé allí. Miraba por si aparecía algún coche conocido. En ese momento me fijé en un coche, un 4x4, que estaba con los "warning" puestos. Me imaginé que su conductor también estaba esperando a alguien, como yo.
Pensé quién sería, qué hacía allí y a quién esperaba. En esos momentos tu cerebro se pone a funcionar y tu imaginación se dispara. Y aún más tu curiosidad. Es lo que hace el aburrimiento.

Pasó un rato, él y yo seguíamos esperando. Eso sí, él dentro del coche y yo fuera pelándome de frío. Entonces, de repente, puso el coche en marcha y avanzó unos metros, justo delante de mí. De repente, me di cuenta de que había un grupo de chicos y chicas despidiéndose hasta mañana. Uno de ellos, se acercó hacia el coche. Por fin, el conductor se bajó y se acercó a él. Le ayudó a subir al coche, y después abrió el maletero bajó unas rampas y empezó a colocarlas desde el suelo hasta el coche. Cogió la silla de ruedas y la subió por las rampas. Cerró las puertas, se subió al coche. Le dio un beso a su hijo, éste sonrió, y los dos se marcharon.

Y yo me quedé ahí, parada, congelada y con cara de tonta. El momento que presencié fue tan entrañable, tan amoroso y tan dulce que me quedé reflexionando. Es maravilloso ver en estos tiempos de crisis, de discusión, de penurias y de malas noticias una imagen tan enternecedora. Un momento en el que nada importa, sólo importa el amor entre un padre y un hijo. El sacrificio que uno hace por los suyos.

Hoy, al salir de nuevo de la universidad era a mí a la que estaban esperando. Y el chico en silla de ruedas seguí esperando. Justo cuando he vuelto a pasar con mi padre en el coche, he visto el 4x4 de ayer y a su conductor colocando las rampas, otra vez. En ese momento, he mirado a mi padre, y los dos nos hemos sonreído. 

Felicidad experimentada cuando tu impresora resucita

sábado, 15 de enero de 2011
No debemos menospreciar la tecnología, ¿no creéis? Quizá la sobre valoremos a veces, pero es que siempre ha formado parte de nuestras vidas. La cuchara es tecnología, el bolígrafo es tecnología, incluso un cajón o un collar son tecnología. Siempre nos paramos a pensar en que esas cosas tecnológicas que usamos no nos hacen falta, pero queridos míos estamos equivocados.  Porque la tecnología es el "conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico." Que no lo digo yo,  lo dice el señor Diccionario de la Real Academia Española . Aunque me gusta más esta otra definición:"es el conjunto de conocimientos técnicos, ordenados científicamente, que permiten diseñar y crear bienes o servicios que facilitan la adaptación al medio y satisfacen las necesidades de las personas." Exacto. Como he dicho antes son muchas cosas que nos rodean, y que nos hacen la vida más fácil. Pensad en cualquier objeto o bien. Pensad, es tecnología.

En mi caso, la impresora es parte fundamental de mi existencia. Sí, puede hacer gracia, pero lo cierto es que me hace la vida bastante más ágil. Cuando de repente deja de funcionar porque sí, tú no reaccionas. Te invade una sensación de desesperación porque no sabes qué hacer para que arranque. Pero pasa el tiempo y algo curioso ocurre -pasa mucho con los aparatos con una tecnología más desarrollada ya sean impresoras, mp3 o teléfonos- ella sola se pone a funcionar, sin que tú hagas nada, y te invade una felicidad extrema.


Qué me decís de una vida en el colegio sin pegamento, sin plastidecor, sin alpino o sin punzones. Estos últimos aunque verdaderamente eran peligrosos y todos hemos sufrido daño por causas ajenas a nuestra voluntad, te sentías poderoso con uno en tu mano. En clase se creaba un pequeño clima de tensión porque los más traviesos estaban esperando el momento para atacar, como tigres en la Sabana esperando a su presa sigilosamente. La conclusión es que sin tecnología el colegio no habría sido lo mismo.

En este momento quiero hacer una oda a la tecnología y a todos esos pequeños, o no tan pequeños, instrumentos a los que no damos importancia pero que sin ellos muchos momentos de la vida serían terribles. Gracias a todas aquellas personas y a todos aquellos cerebros que un día pensaron que era mucho más práctico no dejarse los riñones  fregando el suelo de rodillas pudiendo utilizar un palo sujeto al mocho, que facilitaría mucho más el trabajo.