La pequeña España, ésa es la mía

viernes, 7 de mayo de 2010
Pido respeto de Maruja Torres
"A los mercantiles, los inversores, los asesores, los seleccionadores, los especuladores, los listillos, los invasores: pido respeto. Que se pongan de acuerdo, si comprar España a precio de saldo es lo que quieren, decidamos la España que se van a llevar. Podríamos encontrar una salida.

Les ofrezco, y sé que me acompañaría bastante gente en la empresa, una España en la que Belén Esteban firma sartenes a una multitud de abducidas que hacen cola como si no hubiera un mañana. Les propongo la España que arroja cabras por los campanarios y martiriza a toros, torillos y toretes, vacas y vaquillas: en fin, a la familia entera. Les entrego por un euro simbólico la España en la que uno de los subproductos de la familia Franco alimenta la sordera y la insensibilidad del país, vestida de alcachofa rubia; la España en la que todo da igual y cada cosa se vende a cada rato, la España sin luz y sin memoria. Por inmolarles -con tal de que nos dejen en paz con sus mercadeos, sus mentiras-, me placería, nos placería poner a sus pies incluso la España en la que los dos políticos más importantes se han reunido representando al Gobierno y al principal partido de la oposición, escenificando, en lugar de la resurrección, un estreñido oratorio solista dúplice -desafectos, desinfectados, esmirriados- que no puede consolar ni entusiasmar a los ciudadanos. Vestidos de azul enterrador los dos, para mayor ofensa. Esa España no es que os la venda. Es que os la doy. Os la damos. La merecéis. Lleváosla con vosotros, para que adorne vuestras mezquinas vidas de brokers que os sentís orgullosos porque manejáis la desesperanza.


Dejadnos la otra España. Pequeña, profunda y digna. Trabajadora. La España que aún relee a Miguel Hernández y que sólo aspira a salir adelante mediante el entendimiento y el trabajo. Es pequeña. Por eso no la necesitáis. Respetadla. Pido, pedimos respeto."

Puro sentimiento

jueves, 6 de mayo de 2010
Silencio. Luces. Murmullo. Acordes. Griterío. En pie. Nervios. Expectación. Ilusión. Va llegando. Está llegando. Llegó, y comienza el espectáculo: gitarras, bajos, batería, coros, piano... su guitarra y su voz.

Dos horas y media que pasan volando. ¿Ya ha acabado? Si parece que acabas de llegar. Has vivido cada detalle, con los cinco sentidos en alerta. Sintiendo cada palabra, cada aplauso, cada nota... Él. Su música. Su sentimiento.
Un artista, un auténtico artista. Y se sabe que artista es el que transmite. Y él lo sabe hacer, y además, inmejorable. Porque siempre es buen momento escucharlo, acompañándote a cada paso que das.
(*)

Descargar emociones, malas vibraciones, rabia, alegría, ilusión. Eres capaz de dejarte la garganta si es necesario para vivirlo intensamente. Una madre y una hija, dos hermanas, una pareja, una nieta y su abuela. Todos y cada uno de ellos unidos por una sola persona, que con su música los ha unido más. Un sentimiento común.

Con cada letra, con cada canción y con cada sonrisa. Una persona, una voz y unos acordes. Por y para siempre. Alejandro Sanz. Gracias.
(**)

(*) Canción de los carnavales de Cádiz. La primera parte es cosecha de Alejandro (de momento nadie me ha dicho lo contrario) con la misma música del pasodoble de la chirigota Los Yesterday de Juan Carlos Aragón. La segunda parte sí es una parte del auténtico pasodoble Yo sé que la gente piensa. Para los carnavaleros es una auténtica gozada poder escuchar las letras del carnaval en su voz, y además letras de categoría como ésta.

(**) Todo lo que fui es todo lo que soy, canción de su primer álbum (antes editó otro con el nombre artístico de Alejandro Magno) Viviendo Deprisa. Con una letra alucinante y un estribillo magnífico.

Este artículo no es una mierda

martes, 4 de mayo de 2010
Después de estar en clase de literatura y periodismo durante un cuatrimestre entero -faltando un sólo día porque contaba la asistencia como en el cole más o menos- pensé que no había aprendido nada, y he de decir que no me he equivocado. No he aprendido, sino que he descubierto autores, obras o textos que me interesan; aunque es cierto que aprender es ir descubriendo el mundo poco a poco, así que a lo mejor tengo que rectificar y decir que sí he aprendido.

El caso -que me voy por los Cerros de Úbeda- es que he descubierto artículos como el que os pongo a continuación: Canción de Navidad de Arturo Pérez Reverte. Un periodista que mi profesor no traga, pero a veces tiene momentos de lucidez y sale de la pompa de su exquisitez, que incluye frases tipo: "este libro es una mierda y punto. No merece la pena leerlo, es un porquería y no hay más", y es capaz de reconocer el talento de ese autor al que considera un 'cualquiera'.

Os dejo el artículo. Para algunos parecerá demasiado largo, pero os prometo que no os aburriréis. Si no os reís es que no tenéis sentido del humor. Disfrutadlo.

Canción de Navidad
"A lo mejor ya conocen la historia. O les suena. El caso es que estaba la hormiga dale que tepego, curranta como era, acarreando granos de trigo y todo cuanto podía a su hormiguero, sudando la gota gorda porque era agosto y hacía un calor que se iba de vareta. Iba y venía la prójima de un lado para otro, con esa seriedad metódica y disciplinada que tienen las hormigas comme il faut, amontonando provisiones para el invierno. Tan atareada iba, que hasta pasaba mucho de un hormigo que estaba buenísimo y le decía cosas. Adiós, reina mora, piropeaba el fulano rozándola con las antenas. Quien pudiera abrirte las seis patas a la vez. Y ella, cargada con su grano de trigo o su hojita de perejil, no se daba por enterada y seguía a lo suyo, up, aro, up, aro, obsesionada con aprovisionarse la despensa, que luego viene el invierno y pasa lo que pasa.

Cada día, la hormiga pasaba por delante de una cigarra que tenía un morro que se lo pisaba, la tía, todo el rato tumbada a la bartola debajo de una mata de romero, acompañándose con la guitarra mientras cantaba canciones de Alejandro Sanz y cosas así. Quién te va a curar el corazón partío, decía la muy canalla, choteándose de la pobre hormiga cuando ésta pasaba cerca. A veces, cuando se había fumado un canuto e iba más puesta, la cigarra llegaba incluso a increpar a la hormiga. Adiós, curranta, estajanovista, le decía la muy perra. Que no paras. Otras veces se despelotaba de risa, y le tiraba chinitas a la hormiga, más que nada por joder, y le decía echa por la sombra, sudorosa, que trabajas más que Juanjo Puigcorbé. Hay que ser gilipollas para andar de arriba abajo acarreando trigo, con la que está cayendo. Tontadelpijo.

La hormiga, claro, se ponía de una mala leche espantosa. A veces se paraba y amenazaba con el puño a la cigarra. Vete a mamársela a alguien, decía. Y respondía la cigarra: pues oye,igual voy, ya que tú no tienes tiempo. Otras pasaba de largo rechinando los dientes, o lo que tengan las hormigas en la boca. Ya vendrá el invierno, mascullaba encorvada bajo el peso de su carga. Ya vendrá el invierno, hijaputa, te vas a enterar de lo que vale un peine. Tú canta, canta. Que el que en agosto canta, en diciembre Carpanta. Pero la cigarra se despelotaba de risa.

Total, que llegó el invierno y como se veía venir cayó una nevada de cojones. Y la hormiga se frotaba las manos en su hormiguero calentito, junto a la estufa, y contemplaba su despensa llena. Y pensaba: ahora vendrá esa chocho loco pidiendo cuartelillo, muerta de hambre y de frío. Ahora vendrá haciéndome el numerito para que me compadezca. Pero conmigo va lista. Le van a ir dando. Esa palma en mi puerta como que hay Dios.

Y entonces, estando la hormiga en bata y zapatillas, con la tele puesta viendo Tómbola, suena el timbre de la puerta. Y la hormiga se levanta despacio, recreándose en la suerte. Ahí está esa guarra, piensa. Tiesa de hambre y de frio. A ver si le quedan ganas de cantar ahora. El caso es que abre la puerta, y cuál no será su sorpresa cuando se encuentra en el umbral a la cigarra vestida con abrigo de visón que te cagas, y con un Rolls Royce esperándola en la calle.

-He venido a despedirme -anuncia la cigarra-. Porque mientras tú trabajabas, yo me ligué a un grillo que está podrido de pasta. Pero podrido, tía.

-Venga ya -dice la hormiga, estupefacta.

-Te lo juro. Y Manolo (porque el grillo se llama Manolo) me ha puesto un piso que alucinas, vecina. Y ahora me voy a Londres a grabar un disco.

-No jodas.

-Como te lo cuento. Y luego Manolo me lleva a un crucero por el Mediterráneo, ya sabes: Italia, Turquía, Grecia...Ya te escribiré postales de vez en cuando. Chao.

Y la cigarra se sube el cuello de visón y se larga en el Rolls Royce. Y la hormiga se queda de pasta de boniato en la puerta. Y luego cierra despacito, y se va meditabunda de vuelta a la estufa y a la tele, y se sienta, y mira la despensa, y luego mira otra vez hacia la puerta. Y se acuerda del hormigo del verano, que al final se lió con otra hormiga amiga suya, una tal Matilde. Mecachis, piensa. Se me ha olvidado decirle a la cigarra que, ya que va a Grecia, pregunte si todavía vive allí un tal Esopo. Un señor mayor, que escribe. Y si se lo encuentra, que le dé recuerdos de mi parte. A él y a la madre que lo parió."

Utopía

No sé si veré algún día de mi vida en los telenoticias, en la prensa, en internet u oiré en la radio que Palestina e Israel por fin están en paz. Sinceramente, pienso que jamás lo veré, muy a mi pesar, y que nunca podré tener la gran satisfacción de ver cómo dos pueblos enemigos, por fin se tienden una mano sincera, transparente y verdadera.

Un mundo sin pobreza, sin atentados, sin guerras, con justicia y con felicidad es un sueño, y además imposible. Llamadme pesimista, cobarde o agorera; pero no me llaméis poco realista.
Digo lo que veo, lo que siento, lo que oigo, lo que llevo viviendo desde que tengo conciencia, y por eso digo que este conflicto no tiene fin, que conseguir una solución pacífica y justa es una utopía.
Una
maldita utopía porque mientras sigue habiendo bombardeos, atentados y fallecidos, las potencias mundiales se mantienen firmes en su sordera y ceguera crónica, incapaces de resolver un conflicto que parece no tener fin, y que después de tantos años continúa consumiendo a dos pueblos.

Dos pueblos para un mismo territorio. Dos pueblos con creencias diferentes. Dos pueblos marcados por sus muertos. Dos pueblos faltos de esperanza. Dos pueblos agotados. Palestina e Israel, dos pueblos que no se quieren entender.

Diplomacia de pacotilla

La Organización de Naciones Unidas, es decir, la ONU, la organización diplomática, o mejor dicho política, del mundo reacciona, o eso parece, sólo cuando interesa.
Parece ser que el conflicto de Palestina e Israel no es demasiado importante para todos ellos.
Ellos: El Consejo de Seguridad. Formado por China, EE.UU., Alemania, Rusia y Francia. Un consejo que actúa cuándo quiere. Un consejo que utiliza su derecho de veto para manejar, cual muñeco de trapo, a la ONU. Su poder es absoluto. Ellos deciden, así es cómo se hace.

Y es una pena. Parece que más de cincuenta años de conflicto no son suficientes para que actúen. Tantos años de problemas que surgieron, en parte, por su culpa. Puede que sea demasiado dura, pero después de incontables resulociones y acciones como el plan de repartición, no han solucionado nada. Además, dos de sus miembros permanentes, Rusia y EE.UU., reconocieron al estado Independiente de Israel, dos días después de su autoproclamación, cuya consecuencia más inmediata fue la primera guerra árabe-israelí. El reconocimiento fue un hecho que marcó indudablemente todo lo que ocurrió y sigue ocurriendo actualmente.

Cinco países, sólo cinco, gozan de un 'poder absolutista' que utilizan muy inteligentemente a su favor. ¿Cómo van a importar más miles personas que las armas? ¿Qué importan las continuas disputas mientras se pueda conseguir petróleo sin problemas? Está demostrado que los intereses políticos y económicos valen más que unos millones de vidas perdidas, total, eso no es nada, sólo son personas.

Jerusalén, en tierra de nadie

domingo, 2 de mayo de 2010
Considerada una ciudad sagrada por las tres religiones monoteístas más influyentes en el mundo, el Islam, el Cristianismo y el Judaísmo, cuna de civilizaciones y una de las ciudades más antiguas del mundo que aún siguen en pie; sin embargo hoy Jerusalén no está tranquila.

Por un lado, la mezcla de culturas, de religiones, de ideologías y de creencias es un problema. Los cristianos ven en ella el lugar donde predicó Jesús y donde fue crucificado, los primeros musulmanes antes de hacerlo mirando a la Meca, rezaban mirando hacia Jerusalén; y para los judíos es la capital del reino de David y donde su hijo, Salomón, estableció el templo al que hay que dirigir las plegarias. Tres razones diferentes que miran hacia una misma ciudad, Jerusalén. Confluencia de culturas y de maneras de vivir. Ser una ciudad llena de emblemas para varias religiones se convierte algo, a veces, fatídico para la convivencia. No siempre la tolerancia reina en esta sagrada ciudad.


Por otro lado, Israel proclamó como capital a Jerusalén en 1950, dos años más tarde de su autoproclamación como estado independiente, pero la ciudad estaba divida en dos: la parte occidental, de Israel, y la parte oriental, administrada por Jordania. Pero para los israelíes su jurisdicción también llegaba hasta la parte oriental, que es lo que se conoce como Jerusalén Este que incluye la Ciudad Vieja; por lo que proclamaron a Jerusalén (occidental y oriental) su capital “eterna e indivisible”. El Consejo de Seguridad de la ONU no consintió a Israel salirse con la suya y no dio por válido esta ley; además, indujo a que los Estados Miembro trasladasen sus embajadas a Tel Aviv.


El conflicto de las religiones sigue presente porque son creencias opuestas y la disputa por Jerusalén Este continúa aún hoy. Desde la edad de Cobre, el Rey David, los persas, la conquista de Roma, las Cruzadas… hasta la Primera Guerra Mundial, la Alemani Nazi y el conflicto palestino-israelí, Jerusalén ha sido fuente de controversias y nunca ha vivido, y por lo visto, nunca vivirá en paz.

“Muertos, muertos en nombre de quién”

Movimiento de rebelión de la población palestina contra el ejército de Israel, también llamado la guerra de las piedras contra los misiles. Esto es una Intifada. En árabe significa levantar la cabeza, es decir, un levantamiento o sublevación. Se podría decir que estos levantamientos están motivados por la gota que colma el vaso, es decir, por el aumento de asentamientos de colonos israelíes en territorio palestino. Despojados de su tierra, empujados a abandonar sus hogares, los palestinos vieron en la lucha violenta la única salida.

La primera intifada se produjo en 1987 y fue la auténtica sublevación del pueblo. Una manifestación por el duelo de cuatro palestinos muertos desembocó en el lanzamiento de misiles del ejército de Israel contra los manifestantes. Los palestinos reaccionaron con lo primero que tenían a mano, es decir, piedras y ruedas. Israel respondió con toques de queda, arrestos y encarcelamientos. En el transcurso de este levantamiento nace el Movimiento de Resistencia Islámica, conocido como Hamás (que actualmente domina la Franja de Gaza). Actuaron sin aceptar la dirección de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina, que más tarde se convirtió en lo que hoy conocemos como la ANP: Autoridad Nacional Palestina), es decir, por su cuenta y siguiendo sus propias directrices.
Debido a este conflicto, la ONU emitió dos resoluciones, que para poco sirvieron, la más interesante fue la primera que hacía hincapié en el apoyo hacia los palestinos, una incongruencia por su parte ya que habían permitido que Israel siguiese sobrepasando límites y extendiéndose más allá de sus fronteras.
Esta situación de guerrilla se alargó hasta 1993 con la firma de los Acuerdos de Oslo, que tristemente no se cumplieron.

La segunda intifada, también conocida como la de la Mezquita o la de Al-Alqsa, comenzó en el 2000. En este caso estalla por una visita del entonces líder del partido Likud, Ariel Sharon, a la explanada de las mezquitas, que es considerada como una provocación por los palestinos. Esta no es la única explicación a esta segunda sublevación. El rechazo de las negociaciones por parte de Yasser Arafat (entonces líder de la ANP) a las propuestas de Ehud Barak (entonces primer ministro israelí) en Camp David (EE.UU) caldearon el ambiente, y a este rechazo de Arafat hay que añadir el aumento de colonos judíos en territorio palestino.
Todos estos factores, unidos al continuo clima de descontento, provocaron el estallido de esta intifada. En este caso, se utilizaron armas y atentados suicidas. Los ataques palestinos, dirigidos por Hamás, estaban más organizados militarmente, además de estar instigados por la Yihad o Guerra Santa contra los infieles.
Finalizó en 2005. Cinco años más de muertos y de destrucción, esta vez con números más elevados que en la primera intifada. De nuevo a Israel, a Palestina, a sus gobernantes y a la diplomacia internacional se les fue de las manos.

Levantamientos que han producido sangre, dolor y desgracia a palestinos y a israelíes; y que obviamente no han logrado ninguna solución para alcanzar la paz. Armas contra piedras. Ruedas contra misiles. Bombas humanas contra cócteles molotov. Qué más da, muertos igual.

“¿Quién podía imaginar que David fuese Goliat?”