Insomnio

jueves, 24 de junio de 2010
Esta noche hay tormenta. Seguramente no pueda dormir por el ruido de los truenos, la luz de los relámpagos o por el movimiento de los árboles y el sonido de sus hojas cayendo.
Puede ser que esté descansada. No sé, no creo. Una es de mucho dormir. Y aunque estoy de vacaciones, siempre se recibe bien un poquito de descanso. Es curioso porque en el momento en que menos te lo esperas acabas quedándote dormido. Es algo extraño. De repente, tu cabeza se para y caes en un mundo profundo en el que tu cuerpo se relaja, respira tranquilo... pero ni siquiera en ese momento tu cabeza para de pensar. Me fascina pensar en ello.

A lo mejor no consigo dormir porque oigo la radio de mi padre de fondo. Confieso que soy incapaz de dormir con cualquier tipo de ruido, todos me molestan. Eso sí cuando me quedo traspuesta ya no hay sonido lo suficientemente atronador que me haga despertar. Pero no, esta noche la radio no se oye apenas. La solución está en los tapones, con ellos no hay nada ni nadie a tu alrededor. No puedo dormir y seguro que mañana, que tengo que levantarme a una hora decente, es decir, antes del mediodía, suena la alarma y soy incapaz de ordenar a mi cuerpo para que salga de la cama. ¿Por qué si por la noche no podemos dormir, cuando tenemos que levantarnos somos incapaces de despertarnos?, ¿no se supone que no teníamos sueño? Son cosas que a veces me pregunto, y que me quitan el sueño. Aquí está la clave: no duermo porque pienso demasiado. Sí, sí, me voy acercando a la solución.

No paro de dar vueltas en la cama pensando en que puede que una vecina tenga un paquete que llevo mucho tiempo esperando. Qué mala pata que justo cuando lo traen, además por sorpresa, yo no esté en casa. En fin, espero que cuando suba mañana haya alguien en casa y me lo den. ¡Qué ganas! ¿Y si es esto por lo que no puedo dormir? ¿Nervios? Nervios sí, pero no creo que por esto. También pueden ser producidos porque echo mucho de menos a un amigo, que está muy muy lejos, tan lejos que nunca coincido para hablar con él. ¡Qué manía de irse a la otra punta del mundo!

Y si... ¡Ya lo tengo! Aparte de por no tener mucho sueño, pensar en mi amigo, la tormenta y la radio de mi padre, no soy capaz de cerrar el ojo porque mañana tengo un acontecimiento muy importante que me produce sentimientos encontrados. Es difícil afrontar una situación en la que por una parte un ser querido es feliz, pero por otra, hay otro que es completamente desdichado. Tienes que poner buena cara, ir con tu mejor sonrisa (porque en realidad estás contento porque sientes amor hacia esa persona), pero en cambio por dentro estás pensando: ¡¿qué carajo hago yo aquí?! Me apetece tanto estar aquí como que me den una patada en el trasero.
La familia, un grupo humano tan complejo pero a la vez tan sencillo. Nunca sabes cómo acertar. Si actúas de una manera no gusta a algunos, y si actúas de la otra no gusta al resto... Ironías de la vida.

Quizá nada de esto me afecte, quizá sólo sea una excusa para focalizar mis preocupaciones fuera de lo realmente importante, quizá sólo sea una noche tonta, quizá simplemente no tenga sueño y piense demasiado.