Ayer me fui a la cama pasadas las cuatro de la mañana. Y es que los Carnavales de Cádiz están ya en sus cuartos de final y las sesiones de concurso son muy largas.
Otro año más sigo pegada al televisor, y bueno este año también al ordenador para no perderme ni un segundo. Yo no sé explicar lo mucho que disfruto, lo mucho que me gusta, lo mucho que los admiro. Todas mis sensaciones se explican en sus coplas; pero para mí, una simple joven, no es tan fácil porque me falta su arte, su gracia y su poesía, porque ellos son el duende. Lo que sí puedo decir es que si los veo antes de irme a dormir, me voy a la cama sonriendo y feliz.
Su forma de criticar, tan sutil y tan pícara, y tan clara. Sus magníficas voces. Sus músicos. La ironía del cuarteto, el ritmo de los tangos del coro, el son de las comparsas y la gracia de la chirigota. Es algo que sólo ellos pueden hacer, es algo único y apasionante. Juro que no sé cómo puedo explicar todo lo que siento gracias a ellos.
La devoción y el amor por su tierra, la sensibilidad del escritor y la pasión del que lo canta, la sátira y la reivindicación de sus letras, la capacidad de representar un papel distinto cada año, la musicalidad, la maestría para hacer reír, llorar, reflexionar y sentir. La magia de los Carnavales.
Estos últimos años la comparsa de Jesús Bienvenido, con dirección de Daniel Obregón, me enamora una y otra y otra vez. Tienen una forma de hacer la comparsa que me engancha completamente. Hasta sueño con ellos, con su letra y su música, y como no, con sus componentes, porque madre no se puede tener más arte. Todo lo que hacen es bello.
Para mí, gracias a ellos y otros muchos, los carnavales no sólo son en Febrero, lo son durante todo el año, y por eso, durante todo el año puedo sonreír más que antes.
Si ya dije que siempre he querido ser negra, pues tengo que decir que siempre he querido ser gaditana; la sangre de Cádiz la llevo por mis venas, así que algo tengo ganado. Pero aunque no lo sea de nacimiento, lo soy de corazón. Como decía la chirigota del Canijo de Carmona, Los Juan Palómez; yo me lo guiso, tu me lo comes,: "Y llámame traidor pero qué voy a hacer si es donde en mi próxima vida me gustaría nacer".
Como dice nuestra gran María La Hierbabuena: "Ole, ole mi Cai, y lo digo a boca llena. Y a quien no diga ole que se le seque la hierbabuena".
Ole, ole y ole
¡Viva Cádiz!
Benditos micrófonos: la pillada a Esperanza
domingo, 31 de enero de 2010
Publicado por
Ana Santantón
Que nuestros políticos no aprenden está claro. Una vez más un micrófono abierto ha bastado para ofrecernos un verdadero momento para el recuerdo. La última en ser pillada in fraganti ha sido Esperanza Aguirre, la Presidenta de la Comunidad de Madrid. Y ha sido una pillada de las buenas.
Con la frase: “hemos tenido la inmensa suerte de darle un puesto a IU quitándoselo al hijo puta” se ha coronado solita. La lindeza que ha soltado por su piquito de oro tenía dedicatoria. Con la palabra “hijo puta” se refería a uno de sus máximos contrincantes, aunque ambos sean del mismo partido político (PP), Alberto Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid. Aunque la Presidenta ha desmentido que estas palabras fuesen dirigidas a él, es lógico que nadie se lo crea ya que sus enfrentamientos, disputas y encontronazos son lo que hace famosa su relación con el Alcalde.
Obviamente, esta situación no ha dejado indiferente a nadie, y las críticas y los comentarios no se han hecho esperar. Desde Manuel Cobo, teniente alcalde de Madrid, hasta Elena Salgado, ministra de Economía han tenido palabras para Esperanza Aguirre. Nadie ha quedado indiferente. Y es que no es la primera vez que un político, creyendo que no le oía nadie, ha dicho algo, digamos “indebido” para su posición; y con ello ha hecho estallar la caja de los truenos.
No os dejéis engañar por su postura recta y perfecta, por sus buenos discursos, por sus buenas propuestas e intenciones, por su comportamiento impecable. Todos quieren lo mismo: poder. Y el poder que consiguen es lo que les hace olvidar todo lo que lucharon para estar ahí. En el fondo, esto es una lucha encarnizada por ganar, y para ganar se hace lo que sea, incluso pasar por encima y jugar sucio. No miran por su pueblo, miran por su ombligo.
Aunque nuestra querida Esperanza seguro que sale de ésta sin problemas porque ella es una gran experta en salir limpita de cualquier escándalo. Pero nos queda la esperanza (valga la redundancia de tantas esperanzas) de que algún bendito micrófono se quede abierto y abra la verdadera caja de pandora: la auténtica verdad de los políticos.
Con la frase: “hemos tenido la inmensa suerte de darle un puesto a IU quitándoselo al hijo puta” se ha coronado solita. La lindeza que ha soltado por su piquito de oro tenía dedicatoria. Con la palabra “hijo puta” se refería a uno de sus máximos contrincantes, aunque ambos sean del mismo partido político (PP), Alberto Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid. Aunque la Presidenta ha desmentido que estas palabras fuesen dirigidas a él, es lógico que nadie se lo crea ya que sus enfrentamientos, disputas y encontronazos son lo que hace famosa su relación con el Alcalde.
Obviamente, esta situación no ha dejado indiferente a nadie, y las críticas y los comentarios no se han hecho esperar. Desde Manuel Cobo, teniente alcalde de Madrid, hasta Elena Salgado, ministra de Economía han tenido palabras para Esperanza Aguirre. Nadie ha quedado indiferente. Y es que no es la primera vez que un político, creyendo que no le oía nadie, ha dicho algo, digamos “indebido” para su posición; y con ello ha hecho estallar la caja de los truenos.
No os dejéis engañar por su postura recta y perfecta, por sus buenos discursos, por sus buenas propuestas e intenciones, por su comportamiento impecable. Todos quieren lo mismo: poder. Y el poder que consiguen es lo que les hace olvidar todo lo que lucharon para estar ahí. En el fondo, esto es una lucha encarnizada por ganar, y para ganar se hace lo que sea, incluso pasar por encima y jugar sucio. No miran por su pueblo, miran por su ombligo.
Aunque nuestra querida Esperanza seguro que sale de ésta sin problemas porque ella es una gran experta en salir limpita de cualquier escándalo. Pero nos queda la esperanza (valga la redundancia de tantas esperanzas) de que algún bendito micrófono se quede abierto y abra la verdadera caja de pandora: la auténtica verdad de los políticos.
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