Utopía

martes, 4 de mayo de 2010
No sé si veré algún día de mi vida en los telenoticias, en la prensa, en internet u oiré en la radio que Palestina e Israel por fin están en paz. Sinceramente, pienso que jamás lo veré, muy a mi pesar, y que nunca podré tener la gran satisfacción de ver cómo dos pueblos enemigos, por fin se tienden una mano sincera, transparente y verdadera.

Un mundo sin pobreza, sin atentados, sin guerras, con justicia y con felicidad es un sueño, y además imposible. Llamadme pesimista, cobarde o agorera; pero no me llaméis poco realista.
Digo lo que veo, lo que siento, lo que oigo, lo que llevo viviendo desde que tengo conciencia, y por eso digo que este conflicto no tiene fin, que conseguir una solución pacífica y justa es una utopía.
Una
maldita utopía porque mientras sigue habiendo bombardeos, atentados y fallecidos, las potencias mundiales se mantienen firmes en su sordera y ceguera crónica, incapaces de resolver un conflicto que parece no tener fin, y que después de tantos años continúa consumiendo a dos pueblos.

Dos pueblos para un mismo territorio. Dos pueblos con creencias diferentes. Dos pueblos marcados por sus muertos. Dos pueblos faltos de esperanza. Dos pueblos agotados. Palestina e Israel, dos pueblos que no se quieren entender.

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