“Muertos, muertos en nombre de quién”

domingo, 2 de mayo de 2010
Movimiento de rebelión de la población palestina contra el ejército de Israel, también llamado la guerra de las piedras contra los misiles. Esto es una Intifada. En árabe significa levantar la cabeza, es decir, un levantamiento o sublevación. Se podría decir que estos levantamientos están motivados por la gota que colma el vaso, es decir, por el aumento de asentamientos de colonos israelíes en territorio palestino. Despojados de su tierra, empujados a abandonar sus hogares, los palestinos vieron en la lucha violenta la única salida.

La primera intifada se produjo en 1987 y fue la auténtica sublevación del pueblo. Una manifestación por el duelo de cuatro palestinos muertos desembocó en el lanzamiento de misiles del ejército de Israel contra los manifestantes. Los palestinos reaccionaron con lo primero que tenían a mano, es decir, piedras y ruedas. Israel respondió con toques de queda, arrestos y encarcelamientos. En el transcurso de este levantamiento nace el Movimiento de Resistencia Islámica, conocido como Hamás (que actualmente domina la Franja de Gaza). Actuaron sin aceptar la dirección de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina, que más tarde se convirtió en lo que hoy conocemos como la ANP: Autoridad Nacional Palestina), es decir, por su cuenta y siguiendo sus propias directrices.
Debido a este conflicto, la ONU emitió dos resoluciones, que para poco sirvieron, la más interesante fue la primera que hacía hincapié en el apoyo hacia los palestinos, una incongruencia por su parte ya que habían permitido que Israel siguiese sobrepasando límites y extendiéndose más allá de sus fronteras.
Esta situación de guerrilla se alargó hasta 1993 con la firma de los Acuerdos de Oslo, que tristemente no se cumplieron.

La segunda intifada, también conocida como la de la Mezquita o la de Al-Alqsa, comenzó en el 2000. En este caso estalla por una visita del entonces líder del partido Likud, Ariel Sharon, a la explanada de las mezquitas, que es considerada como una provocación por los palestinos. Esta no es la única explicación a esta segunda sublevación. El rechazo de las negociaciones por parte de Yasser Arafat (entonces líder de la ANP) a las propuestas de Ehud Barak (entonces primer ministro israelí) en Camp David (EE.UU) caldearon el ambiente, y a este rechazo de Arafat hay que añadir el aumento de colonos judíos en territorio palestino.
Todos estos factores, unidos al continuo clima de descontento, provocaron el estallido de esta intifada. En este caso, se utilizaron armas y atentados suicidas. Los ataques palestinos, dirigidos por Hamás, estaban más organizados militarmente, además de estar instigados por la Yihad o Guerra Santa contra los infieles.
Finalizó en 2005. Cinco años más de muertos y de destrucción, esta vez con números más elevados que en la primera intifada. De nuevo a Israel, a Palestina, a sus gobernantes y a la diplomacia internacional se les fue de las manos.

Levantamientos que han producido sangre, dolor y desgracia a palestinos y a israelíes; y que obviamente no han logrado ninguna solución para alcanzar la paz. Armas contra piedras. Ruedas contra misiles. Bombas humanas contra cócteles molotov. Qué más da, muertos igual.

“¿Quién podía imaginar que David fuese Goliat?”

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