Entrañable

jueves, 27 de enero de 2011
Ayer, al salir de la universidad me quedé esperando en la calle porque me venían a recoger. No venían, y hacía mucho frío. Me quedé allí. Miraba por si aparecía algún coche conocido. En ese momento me fijé en un coche, un 4x4, que estaba con los "warning" puestos. Me imaginé que su conductor también estaba esperando a alguien, como yo.
Pensé quién sería, qué hacía allí y a quién esperaba. En esos momentos tu cerebro se pone a funcionar y tu imaginación se dispara. Y aún más tu curiosidad. Es lo que hace el aburrimiento.

Pasó un rato, él y yo seguíamos esperando. Eso sí, él dentro del coche y yo fuera pelándome de frío. Entonces, de repente, puso el coche en marcha y avanzó unos metros, justo delante de mí. De repente, me di cuenta de que había un grupo de chicos y chicas despidiéndose hasta mañana. Uno de ellos, se acercó hacia el coche. Por fin, el conductor se bajó y se acercó a él. Le ayudó a subir al coche, y después abrió el maletero bajó unas rampas y empezó a colocarlas desde el suelo hasta el coche. Cogió la silla de ruedas y la subió por las rampas. Cerró las puertas, se subió al coche. Le dio un beso a su hijo, éste sonrió, y los dos se marcharon.

Y yo me quedé ahí, parada, congelada y con cara de tonta. El momento que presencié fue tan entrañable, tan amoroso y tan dulce que me quedé reflexionando. Es maravilloso ver en estos tiempos de crisis, de discusión, de penurias y de malas noticias una imagen tan enternecedora. Un momento en el que nada importa, sólo importa el amor entre un padre y un hijo. El sacrificio que uno hace por los suyos.

Hoy, al salir de nuevo de la universidad era a mí a la que estaban esperando. Y el chico en silla de ruedas seguí esperando. Justo cuando he vuelto a pasar con mi padre en el coche, he visto el 4x4 de ayer y a su conductor colocando las rampas, otra vez. En ese momento, he mirado a mi padre, y los dos nos hemos sonreído. 

2 comentarios:

Fran dijo...

:)

No tiene nada que ver, pero me ha recordado que ayer, cuando iba en el metro me pasó algo curioso.

Iban una madre y su hijo de 9 años más o menos; de repente al niño le dan ganas de hacer pipí y empieza a insistir, y la madre no sabe cómo decirle que faltan dos paradas... A esto que, como estaban al lado, le digo: ¿te cuento un secreto? Esto es ciencia pura, los hombres aguanta más el pipí más que las mujeres, así que tienes que puedes aguantar un poquito más" y me dice ¿y que las niñas?

Y le vino la paciencia. xDDDDDDD

Ana Santantón dijo...

Los niños son extraordinarios simplemente porque son niños =)

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