El hombre de la comunicación

lunes, 31 de mayo de 2010
El pasado sábado perdía la vida en un accidente haciendo kit-surf Álvaro Pérez Ugena, mi profesor de Estructura de la Comunicación en la Universidad Rey Juan Carlos. Acabo de enterarme de la noticia, por mi mejilla cae una lágrima, mi mente no reacciona, miro el archivador en la estantería donde están guardados sus apuntes, busco a mis padres para contárselo porque necesito saber que no es una maldita pesadilla. Y después lo único que puedo hacer es escribir.
No puedo evitar tener un nudo en el estómago, y tengo que decir que no era santo de mi devoción, y que incluso me hizo pasarlo muy mal durante el primer año de carrera. Mis compañeros lo pueden confirmar. A lo mejor ahora es egoista pensar en todo lo bueno que me enseñó; pero nunca es tarde, y esta es mi pequeña despedida.

Mis compañeros y yo con él aprendimos todos los entresijos del mundo de la comunicación: el poder de Rupert Murdock y su cadena la FOX, la Ley de Televisión Sin Fronteras, cómo funcionaba la SGAE, la industria de Hollywood con las majors, la FORTA,... y así podría continuar dando ejemplos de cine, televisión, radio, internet, libros o prensa. También nos despertó e hizo que viéramos que ya éramos mayores y que la vida no era tan fácil como creíamos. Todavía recuerdo el día en el que vi la nota del examen, y me puse a llorar porque había aprobado. Pensé que era imposible.
Nos metía mucha, mucha caña. Lo pasamos mal, no sabíamos dónde meternos cuando aparecía, e incluso le tuvimos manía; pero han pasado 3 años y todo ha cambiado. Los recuerdos siguen ahí, pero bien es cierto que cuando pasa el tiempo la perspectiva del pasado cambia, y todo se ve de forma distinta.

Dicen que en la vida hay que quedarse con las cosas buenas y los momentos felices, y en este momento lo creo mucho más. Mi último recuerdo con él fue durante un examen que hacía a los alumnos de grado de Periodismo. Como hacía calor, abrió las puertas del aula. Mis compañeros y yo estábamos fuera montando jaleo, y se acercó para que nos calláramos. Se quedó un rato con nosotros y nos pusimos a hablar. Le dije que con nosotros fue muy duro y con su típica sonrrisilla dijo: ¿yo? ¿que va?
El próximo año le íbamos a tener como profesor, y yo sinceramente, tenía algo de miedo pero en el fondo quería saber cómo sería una clase después de pasar unos años en la universidad, y entender cómo funcionan las cosas. Os puedo prometer que no me creo que ya no esté y que no le vayamos a ver nunca más por los pasillos o por la cafetería. Sé que vosotros, mis compañeros, lo sentís tanto como yo. Sabemos que era un profesor duro, y algunos no lo supimos apreciar hasta pasados los años, pero nos enseñó como pocos han hecho.

Sólo me queda ofrecer mi más sentido pésame a su familia. Estoy completamente segura de que tus alumnos nunca te van a olvidar. Y decirte, dónde quiera que estés, que siempre te recordaré con una sonrisa. Hasta siempre Alvarito.

5 comentarios:

Alumnos URJC Vicálvaro dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fran dijo...

Yo también me he quedado seco, me he enterado al mediodía más o menos pero no he podido escribir nada hasta que he empezado a asimilarlo... para mí era el mejor profesor que tuvimos el primer año...

Al final le cogimos cariño de verdad y todo...

Anónimo dijo...

Ana, Jajaja. Recuerdo perfectamente el momento que describes. Pues yo estaba dentro de clase, haciendo el exámen -todos ahí dejándose la piel con los portátiles- y me quedé mirando justo ese momento -estaba al lado de la puerta-.

Porcierto,...aprobé, de hecho, nos aprobó prácticamente "el exámen" a todos.
Era exigente como él sólo, pero es que era rabiosamente listo. Y cuando uno sabe qué es lo bueno,no se conforma con menos.

Le tenía un aprecio ENORME...y hasta hace escasos días, nos intercambiábamos emails (incluso le envié uno el mismo día que me enteré de su muerte, antes de que me dieran la noticia).

Yo soy en concreto soy un vago y perro,...pero él ha sido el único q ha sabido hacer q me esforzara e interesara por su asignatura. Sólo tenía buenas palabras para él, era plenamente consciente de su inteligencia y de sus buenas intenciones.....Y ahora se nos ha ido.

A mí me decía "yo no soy tu tío,¡tío!" Jajaja. Pero lo último que me dijo fue "No importa,está bien,cada alumno tiene su estilo..."

Así que es lo que hago,me quedo con lo último y le despido a mi manera.... :)
...Álvaro, tío, descansa en paz

Ana Santantón dijo...

Me encanta que nos acordemos de él con buena cara y una sonrisa! Es lo que nos queda!

Oye "tío" ¿¿quién eres??jajaja que cuando escribes debes de firmar hombre! Y cómo has encontrado el blog? BUeno si lees esto me gustaría que me lo dijeras porque para las pocas personas que me leen me gustaría saber quiénes son ;)

Anónimo dijo...

Ana, soy el anónimo de arriba.
Perdona mi mala educación ;) !
Soy Alejandro, estudio 3º de Periodismo!

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