Clima: Llueve sobre mojado

miércoles, 24 de febrero de 2010
Señores, señoras, niños, niñas he aquí una exclusiva: el clima está chiflado. Nos encontramos con un extremo o con el otro: mucho frío-mucho calor, mucha lluvia-sequía, ventoleras-no corre el aire. Y según lo que he oído toda mi vida lo mejor es el término medio.

Teniendo este tiempo tan extremo sólo se producen problemas en todo el país. Muchas comunidades están en alerta. En el campo, las cosechas se han perdido por culpa de las inundaciones, muchas poblaciones han quedado aisladas o han perdido sus casas y sus objetos por culpa del manto de agua caído.
En la ciudad, las calles están mucho más vacías, la gente anda triste por la consecución de tanto día gris, la lluvia aumenta las probabilidades de accidentes de coches, el metro está lleno de cubitos que recogen el agua que cae de las goteras y te pasas el día con el paraguas de un lado a otro, lo que es un verdadero aburrimiento.

Todo sería más bonito si saliésemos a la calle y pudiéramos disfrutar de la mágica escena protagoniza por Gene Kelly en Cantando bajo la lluvia, sin que nos importara mojarnos ni que el agua nos calase hasta las huesos. La sensación que nos inspira ese momento es estimulante: paseando solo por la calle desierta, en plena noche, tras haber acompañado a tu amada a su casa. Ese sentimiento de libertad, de alegría, de felicidad lo hace un momento apasionante. Alguna vez hemos deseado ser él y poder cantar y bailar sin que nadie te mire diciendo: ¡está loco!


Hablando de tanto diluvio y tanta oscuridad, pensándolo bien, la película de Crepúsculo se podría haber rodado en España porque con el invierno que llevamos hubiesen tenido la poca luz necesaria para la historia (vampiros a los que no les puede dar la luz del día porque si no brillan y esas cosas).

Estemos atentos al cielo porque por lo que cuentan no vamos a soltar el paraguas (esperemos que los señores y señoras del tiempo se equivoquen, algo frecuente en ellos). Y si hay suerte y sale el sol, saldremos a la calle todos como caracoles buscando el sol, "¿Dónde está el Lorenzo, Dios mío de mi alma?" porque ahora que “Lorenzo” aparezca se ha convertido en un acontecimiento ¡qué triste!

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