Por un lado, el mandato de la actual presidenta se ha hecho cargo de las primeras medidas después del fatídico acontecimiento. Ha tenido que hacer frente a las inmediatas consecuencias del terremoto. Entre las primeras actuaciones del Gobierno destaca el envío de alimentos y también de hospitales de campaña para atender a todos los afectados. Así como el control de las ciudades devastadas con la ayuda del Ejército. El control militar ha sido duro y tajante, y Bachelet ha afirmado que las medidas se seguirán tomando porque no va a permitir que el país caiga en un descontrol total, es decir, evitar violencia y saqueos en las zonas afectadas.Ambos equipos de gobierno se han estrechado la mano y han unido sus fuerzas por un país sumido en el desastre. Han procedido correctamente (todo es cuestión de gustos y de críticas), obviando las diferencias que los separan. Es un buen síntoma que dos partidos opuestos y con políticas enfrentadas hayan llegado a un entendimiento para ayudar a su gente. Parece que esta vez sí los mandatarios han actuado cómo deben de hacerlo, qué lástima que sólo lo hagan cuando se produce una tragedia.
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